23 febrero 2007

ASALTO AL PALACIO

A principio de noviembre de 1917 una docena de bolcheviques asaltaron el palacio de invierno del Zar. Cuando Eisenstein rodó OCTUBRE transformó al puñado de revolucionarios en una enardecida muchedumbre. La llegada de Reagan a la presidencia de EE.UU. nos recuperó la fantasía de OCTUBRE: un puñado de enardecidos defensores de la cristiandad se autoproclamaron MAYORIA SILENCIOSA, impusieron la escuela de Chicago en lo económico, trufaron de jueces reaccionarios el tribunal supremo y sentaron las bases de los think tanks neocon.
Pero, España es diferente, así que tuvimos que esperar a la llegada de Aznar para ver en qué consistía la nueva transición: cooptar todas las instancias de poder. Pusieron a un diputado a dirigir RTVE, privatizaron los monopolios públicos en los que sentaron a sus amigos y en CGPJ y en el TC sentaron a sus hermanos de fe, ultra conservadores de todo tipo, pero, especialmente, de las más “agrestes” sectas católicas.
Si la culminación de la MAYORIA SILENCIOSA de Reagan ha sido la COALICIÓN CRISTIANA que ha apoyado a Bush en su absurda guerra de Irak, en España, los efectos de la revolución conservadora se dejan sentir especialmente en la judicialización de la política y en el ruido mediático (fruto de la reestructuración de lo medios acometida por las grandes empresas privatizadas).
José María Aznar nos ha demostrado que desalojar al gobierno con las urnas puede ser fácil, pero que, cuando se controlan los resortes del país (grandes empresas, medios de comunicación, el poder judicial), es casi irrelevante.
Hoy vuelve la hora de rehacer lo desecho: volver a un recuperar los resortes del estado de derecho para la mayoría de los ciudadanos:
- CGPJ: basta ya de cupos para las familias (conservadoras) profesionales. La justicia emana del pueblo y los jueces tan solo la tienen en fideicomiso: no son la justicia. Y el poder del pueblo solo está en las urnas o en el parlamento. En ningún sitio más. Y parlamentos no sólo hay uno: un sistema que obligara a la elección por los parlamentos autonómicos (cada uno) y por mayorías ultra cualificadas (66%) finiquitaría los cupos partidarios.
- Tribunal Constitucional: las comunidades autónomas más singulares (Galicia, Euskadi, Catalunya) o con lengua propia (añadir Navarra, Valencia y Baleares) deben participar de la elección de sus jueces, pues, es la mejor respuesta al estado autonómico/federal de nuestra constitución.
- Audiencia Nacional: disolución de un órgano heredero del TOP, que acumula poder sobre lo que quiere y que no responde a la filosofía del juez natural: cualquier juez debe poder entender de cualquier caso. La especialización para los fiscales. Fin al “Star System judicial”, al sistema de castas.
Todas son propuestas para que la justicia responda más al perfil sociológico de nuestro país y no sea una anomalía social.

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