27 junio 2007

REFLEXIONES ECONÓMICAS

A la luz del artículo publicado por Joselito sobre la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en España, me ha parecido interesante realizar unas reflexiones adicionales ligadas a mis opiniones sobre la economía española y su tejido empresarial.

Primera reflexión: normalmente, la demanda de mano de obra inmigrantes biene acompañada de incrementos de la retribución de los salarios de los "nacionales", por aquello de la oferta y la demanda. De hecho, y según los propios datos de Joselito, la fuerte inmigración en Europa y USA ha producido ese incremento.

Entonces, ¿cómo no se ha producido en España?

Si complementamos estos datos con los de la productividad, tenemos la segunda reflexión: se puede deducir que también la "calidad" del empleo ha caido: más empleo que aporta menor valor añadido. Es decir, empleos de baja cualificación para empleados más o menos cualificados: construcción, restauración, logística, etc (traducido quiere decir: peones, camareros, mozos de almacén).

Súmale la crisis que algunos (como Marc Vidal) preveen en la construcción para que el siguiente problema sea la destrucción de empleo y el excedente de mano de obra inmigrante.

La economía española tienen fuertes desequilibrios, pero no en el mercado de trabajo, sino en la distribución de rentas y en la estructura del CAPITAL: pocas manos y poco proeocupadas en la generación de "valor" para la sociedad.

Los grandes empresarios que han desinvertido en sus empresas (dicho en plata: que han vendido) suelen colocar buena parte de sus fondos en ... ¡inmobiliarias!. Es decir, abandonan la economía productiva para lanzarse a la especulativa (¿cuántos han creado empresas de capital riesgo?). Y no contemos con aquellas fortunas que se han construido al albur del crecimiento especulativo de valores mobiliarios (vamos: acciones).




Podríamos seguir destripando el tejido empresarial de Cataluña, que es el más cercano que tengo, con un sector industrial potenente, pero jibarizado por la falta de perspectiva emprendedora de sus propietarios (obseverse como en todo momento obvio el término empresario que conlleva una necesaria componente de emprendedor) incapaces demasiado a menudo de aunar esfuerzos más allá de la negociación del convenio colectivo del sector.

O de los sectores menos expuestos a la competencia, como es el de los servicios, que a menudo han crecido a la sombra de las administraciones bien sea privatizando el beneficio de la promoción exterior (el turismo en Barcelona: ¿alguien se preguntá por qué los bares de turistas cada día más están en manos de extranjeros, especialmente del este?) o bien aprovechando los obstáculos (que no barreras) de entrada que la administración les ha servido en bandeja.

Aquí pódría acordarme de mi propia empresa, favorecida por una ampliación de la concesión (de 25 años) en época de Felip Puig a cambio de.... un plan de mejora que no era ningún plan, ni incluía ningún tipo de mejora real (tan sólo marginal) del servicio de transporte publico que realizamos. (Las malas lenguas dicen que también de un importante apoyo a la campaña, pero yo no lo he podido comprobar). Por eso el sector del transporte público en Catalunya está totalmente jibarizado (en manos de media docena de empresas) y no ha habido ningún movimiento para aunar esfuerzos y crecer tanto en España como en el extranjero.

Pero, para los beneficios de estas empresas siguen el ejemplo del resto de fortunas, se han ido a parar a los ladrillo (como es el caso de mi empresa).

Y eso nos devuelve al principio y a la deficiente distribución de la riqueza en este país.

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